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Mantra contra Tejerina



Los viernes después del recreo tienen Ciudadanía.
-Es la asignatura más interesante del curso, porque aprenderemos a pensar y a convertirnos en buenas personas- advirtió la maestra el primer día de clase.
 Educación para la Ciudadanía en quinto de Primaria era uno de los pocos objetos que la Junta de Andalucía se había dignado rescatar de la gran hoguera en la que la LOMCE había quemado la educación pública.
-Hoy, en Ciudadanía, trabajaremos nuestra autoestima-explica la maestra.
Toda la clase se coloca a la espalda un folio blanco sujeto con celo y escribe las virtudes de los demás.
El aula se transforma en un barullo de risas y agrupamientos imposibles. Los rotuladores de colores van construyendo un mundo de palabras: guapo, lista, generosa, amable, el mejor amigo, la mejor compañera, divertida, gracioso, listo, el mejor jugando al "fornite", …
A la maestra también le han colocado un papel en la espalda. Los niños y las niñas escriben mientras ella intenta reparar los folios que se despegan.
Cuando logra que, al fin, se sienten y vuelvan a la calma, leen en voz alta las frases que les han escrito.
- ¿Qué haremos con estos papeles? -pregunta la maestra.
-Lo pondré junto a mi cama y lo leeré cada mañana- dice una niña.
-Lo guardaré en una cajita especial y lo leeré cuando me sienta triste-comenta otra.
- ¿Y tú?, maestra, ¿dónde lo pondrás?
-Le haré una foto y lo subiré a instagram-comenta entre risas.
Esta maestra andaluza, natural de un pueblo de la campiña sevillana, hija de madre iletrada y de padre autodidacta, pudo obtener dos titulaciones universitarias gracias a los docentes de la escuela pública que se dejaban la piel más allá de la puerta del colegio. También fue posible debido a una política de becas que la eximían del pago de la matrícula y le permitían pagar el alquiler del piso de estudiante.
Esta maestra andaluza lleva diez años soportando recortes de salario, aumento de ratios, sesiones de 45 minutos, bajas sin cubrir, ausencia de refuerzo educativo, burocracia excesiva, disminución de dotación para los centros, altas temperaturas en las aulas y una LOMCE cuya finalidad principal es destruir la educación pública.
A las dos, cuando suena la canción que indica el fin de las clases, la maestra ha colocado el folio junto a su mesa. De esta forma, podrá leer las hermosas palabras que le ha escrito su alumnado:
- “Guapa, graciosa, divertida, explicas muy bien, buena maestra, la mejor maestra del mundo”.
La maestra piensa leerlo cada mañana, como un conjuro, como un mantra contra ignorantes como Tejerina.

PD: La foto la hizo Curro Aurioles


Comentarios

Esperanza Pérez ha dicho que…
Esperamos que Martina tenga la suerte de topar contigo algún curso. Ella sueña que sea su tutora sea tu hija María ��
pepabb ha dicho que…
Me siento emocionada por tu comentario, aunque te puedo asegurar que María ya es mejor maestra que yo. Gracias

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