Este mes de mayo se inauguró sin flores ni cantos a María. Regresaron los jerséis a los armarios, no cantaba la calandra ni respondía el ruiseñor. Una
inusitada tormenta se instaló sobre nuestras cabezas. La lluvia caía con fuerza
un día tras otro, sin conceder una tregua. El campo embarrado, los caminos
anegados de agua, los embalses a rebosar,… Parecía como si se hubiera volteado
la piel de toro y al Sur nos bañara el Cantábrico.
El
diez de mayo, tras varios días de aguacero, el terreno era un lodazal pero los
melocotones de la Vega del Guadalquivir no entendían de tormentas y un jornal
de cuarenta euros no merecían desprecio.
Pertrechados
de impermeables y botas de goma, Marisol y su cuadrilla acudieron al tajo. El
cielo no les otorgó ninguna indulgencia y faenaron sin descanso, hundidas en el
barro, navegando entre los charcos, anegadas por el diluvio.
Cuando
regresó al pueblo, con toda seguridad, aún tenía que hacer compras, poner
lavadoras, cocinar la cena y preparar la talega del día siguiente.
El
móvil no paró de piar durante la tarde ajetreada que siguió a su jornada
laboral. Echó un vistazo rápido. En todos los grupos de whatsap compartían
fotos y memes de las Hermandades del Rocío. Algunos se lamentaban de las pobres
rocieras, que no podían lucir los trajes de faralaes. Otros, bromeaban con
caballos equipados con flotadores y la virgen en lancha motora.
Mientras
cenaba, los informativos de la televisión abrieron con imágenes de las carretas
enfangadas y daban cuenta de las rutas alternativas que debían tomar a través
de Doñana.
Entonces
recordó las fotos que se habían hecho en el tajo, riéndose por no llorar,
rebosadas en barro.
Subió
las fotos al Facebook y escribió:
-“Qué
día más malito hemos pasado”
Los
comentarios no tardaron en aparecer, comparando las imágenes con la cobertura
informativa sobre el Rocío; hablando del olor de los melocotones que no podrán comprar con su jornal; riendo
de esos cuarenta euros que no irán a parar a una cuenta opaca de Panamá.
Las
jornaleras como Marisol no son noticia para un telediario, a no ser que se las pretenda desprestigiar haciendo
referencia al PER. Estas imágenes no saldrán en las portadas de la prensa,
porque solo interesa mostrar la Andalucía que divierte, como cantaba Pepe Suero.
Pero a
ellas les queda ese íntimo orgullo, esa dignidad a prueba de borrascas y
tormentas.
PS: Las fotos las hizo Marisol Arroyo, de la cuadrilla de La Luisiana
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