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Mostrando entradas de mayo, 2012

Escarcha de tus días

Después del almuerzo C. y yo preparamos una quiche para presentar en la semana de la francofonía de su instituto. -Tú serás mi pinche, le digo. -Yo no soy pinche, soy cocinera, refunfuña como cándida adolescente. -Todos los cocineros han tenido que ser antes pinches. Intento convencerla pero se resiste. -Pues yo no seré nunca pinche, cocinera desde el principio, sigue protestando. Al fin se conforma con pesar los ingredientes, picar el bacon y la cebolla en trozos muy pequeños. Mientras corta con precisión milimétrica la oigo canturrear:  "Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre  y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda" -¡Ah!, ¿pero te sabes esa canción? _¡Como para no sabérselo! exclama con un bufido mientras me dirige una de sus sonrisas picaronas

MUNDOS ILETRADOS Y HOJAS SARRACENAS

A petición de la Tribu 2.0 escribí  este AUTORRETRATO LECTOR, que ahora transcribo aquí: Nada hacía presagiar que me convertiría en lectora contumaz. El único libro que había en mi casa era el libro de familia. Veranos tediosos y siestas eternas en las que mi padre me enseñaba a escribir palabras en el aire. Noches de invierno al calor del brasero de picón en las que mi madre contaba historias reales que nada tenían que envidiar a los novelones dieciochescos... Éstos son los antecedentes literarios de mi infancia. Vivíamos en un mundo iletrado, lleno de canciones de corro y juegos en la calle, de coplas flamencas y culebrones radiofónicos, en calles sin asfaltar, enfangadas en invierno, polvorientas en verano. Pero todo cambió el día que entró en mi vida “La hoja sarracena”. Hasta ese momento, mi hermano y yo habíamos sido devoradores de cómics: Jabato, Capitán Trueno, Zipi y Zape, Mortadelo,... Comprábamos, prestábamos y leíamos cuanto caía en nuestras manos. Yo me perdía

PREMIO LIEBSTER

Este blog, que surgió por casualidad y sin ninguna expectativa, me ha proporcionado muchas satisfacciones, entre ellas contactar con personas a las que me unen distintos intereses. Es un blog pequeño y humilde en el que me permito escribir sobre lo que me apetece y cuando me parece conveniente. Es por ello que me llena de satisfacción tener lectores/as y aún más que consideren que merezco un premio Leibster (Significa favorito en alemán). He recibido este galardón, destinado a blogs poco conocidos, por dos vías diferentes. La primera es a través de Manolo López y su blog Mi clase de lengua . Curioso es que después de algunas brazadas y muchas conversaciones acuáticas, además de ser la tutora de su hijo, acordáramos que nos unían dos pasiones: la educación y la literatura. La segunda mención la realiza Carmen Cañabate en su blog Cuentos de brujas y otras zarandanjas . Me emociona que el azar de Internet nos pusiera en contacto y podamos seguir leyéndonos y compartiendo desde en

HISTORIA DE ANANUBE

Solo tenía dos días cuando Ananube entró en aquella casa sin muebles. Abrió mucho los ojos al sentirse deslumbrada por las paredes blancas. En el salón había un sofá, un pequeño televisor, un teléfono sobre una caja de cartón y un coche de bebé en el centro. -¡ Uff!, ¿dónde he caído yo? , habría exclamado Ananube si hubiese podido hablar. Se limitó a observar desde los brazos de su madre que la depositó, con mucha aprensión, en el carro. Las sábanas eran suaves y tenían un pequeño detalle bordado a mano. Al cochecito de bebé se asomaron dos cabezas que ya le eran familiares: la muchacha ojerosa que debía ser su madre y el chico con rostro asustadizo que seguramente sería su padre. - ¡Vaya suerte!, habría pensado Ananube. ¡Una madre primeriza y un padre novato! Anda que empezamos bien. Pero como estaba muy cansada del viaje se durmió plácidamente. Despertó horas más tarde en un cuarto de baño donde habían instalado una bañera plegable. La madre la sostenía mientras el