En la sala más pequeña del multicines
solo siete personas ocupaban sus asientos. De ellos, más de la mitad,
pertenecían a mi familia. El resto, un espectador solitario que pasaba de los
sesenta y una pareja de cuarentones. Fuera, en el mundo real, cuatro salas
estaban destinadas a proyectar “Star Wars”, con familias completas disfrazadas
de personajes de la saga de George Lukas.
“Sufragistas” se anuncia como la mejor
película del año. No me considero tan cinéfila como para corroborar o negar
dicha afirmación. Entre otras cosas, porque yo fui a verla por motivos puramente
ideológicos.
No es casual que en España se estrenara
el último día de campaña electoral, la primera vez que los derechos de las
mujeres han formado parte de los debates electorales.
En los trailers puede parecer que se trata de una película
coral. Sin embargo, asistimos al proceso de compromiso con el movimiento
sufragista de Maud, trabajadora en una
lavandería.
-“Nací en la fábrica”, declara ante el
primer ministro.
Con los tonos grises de la Inglaterra de
principios de siglo se desgrana la injusticia en la que vive: diferencia
salarial, condiciones laborales insalubres, doble jornada, acoso sexual en el
trabajo, violencia machista,…
Su creciente compromiso la llevará a la
cárcel y a que su marido la expulse de casa y le impida ver a su hijo.
Al salir del cine, estuve reflexionando
sobre su aplicación didáctica, pues resulta muy adecuada para ESO y
Bachillerato. Aquí se me plantea mi primera duda: si el movimiento feminista es
esencialmente pacifista, ¿por qué esta película pone el foco en los actos
violentos? ¿Cómo se plantea en el aula al mismo tiempo que la cultura de paz?
Además, siento que la película no está
completa. Por un lado, los problemas de las mujeres se plantean muy
superficialmente mientras el argumento se centra en la radicalización del
movimiento feminista.
Por otro lado y más importante (mi
segunda duda), no existe una conciencia
de clase por parte de la protagonista. No se hace ninguna referencia al
movimiento obrero, como si la explotación que sufre Maud solo dependiera de su condición
de mujer, sin tener en cuenta que lo está doblemente, como mujer y como
proletaria.
A pesar de ello, esta película que
muestra la lucha de las mujeres por el derecho al voto, es imprescindible.
Debemos ir con nuestras hijas, nuestras amigas y también con los hombres que
nos rodean, porque es fundamental hacer visible la lucha de las mujeres por la
igualdad. Si nos paramos a pensar, no hemos avanzado tanto desde entonces, a
pesar de ejercer el derecho al voto.
También es de agradecer una película escrita,
dirigida, protagonizada por mujeres, pero dirigida a mujeres y a hombres.
Y aunque los derechos de las mujeres
hayan entrado en campaña, solo podemos elegir a hombres como candidatos a la
presidencia del gobierno.
Nos queda, en fin, mucho camino por
andar.
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