Desde Orihuela, me envía R una foto. Las puertas de cristal de la antigua lonja, hoy auditorio, se abren con los versos del poeta nacido en esta tierra “Tristes armas si no son las palabras” -Me emociono, le digo. No solo por los versos, sino porque pensó en mí al leerlos y captó la imagen para esta amiga que lo agradece. Las palabras de Miguel Hernández adquirieron especial protagonismo este año que acaba, en forma de versos, teatro, canciones o caligramas. Satisfecha me sentí tras saldar una parte de la deuda contraída con el poeta de Orihuela. Hubo otros libros, otras historias, otras novelas. Como lectora caótica, no tomo nota ni escribo al margen. A veces, hago una foto de una página que me interesa; subrayo en el libro electrónico; copio en el bloc de notas del móvil; escribo a lápiz o bolígrafo en una libreta que siempre pierdo. Del libro electrónico rescaté: “Esta guerra fue la consecuencia de las reacciones de unos neardentales con capacidades emocional...