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Mostrando entradas de abril, 2017

Yo te nombro, honestidad

Los primeros días de clase, con el calor pegajoso en la piel y añorando la brisa del mar, la maestra comienza el curso con mucha energía. Primero advierte que no se encuentran ante ninguna “seño”, que ella es maestra y si resulta complicado, prefiere que la llamen por su nombre de pila. - “¡Qué seño más rara!”, piensan sumidos en la perplejidad.   Suele disfrutar haciendo juegos de presentación y de cohesión grupal. Hay una actividad que le gusta especialmente: cada niño o niña debe presentarse acompañando a su nombre una cualidad que los caracterice. Este año, cuando toda la clase se hubo presentado, la miraron veintisiete ojos curiosos: - ¿Y tú maestra? ¿Qué dirías de ti? La maestra duda. Resulta aterrador autocalificarse, encontrar una palabra que te defina, desvelar la idea que una posee de sí misma, que es posible que no coincida con el resto de la humanidad. En ese momento de duda, la imagen de su padre cruzó por su mente y evocó una de sus frases más repetidas. -