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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Sin pretensiones

Cuando A se jubiló, la mayoría de las asistentes solo veía a una maestra de sesenta años. Pocos comensales conocían que fue la primera mujer de su pueblo que estudió una carrera universitaria. No sabían de sus madrugones ni vicisitudes para tomar autobuses y llegar a tiempo a un instituto femenino en el centro de Sevilla. Entre las copas y los agasajos, recorría las mesas una maestra que fue madre en tres ocasiones y no disfrutó de bajas maternales. Si le preguntas, recuerda que con su primera hija, daba clases nocturnas en educación de adultos a una distancia considerable de su casa. Sus padres la aguardaban en el pasillo para que pudiera dar el pecho al bebé entre una y otra lección. Ella entiende más que nadie de niños y niñas que llegan por la mañana al colegio con el estómago y las maletas vacías.  B adoraba su bicicleta. Gracias a ella estudió Magisterio. Había emprendido el camino de la soledad demasiado pronto, con un martillazo que la dejaría herida para siempre. Pero ello