Una amiga prestó a C “El alquimista” de P. Coelho. Al verlo, su madre frunció el ceño, esbozó una sonrisa irónica y arqueó una ceja por encima de la pantalla de la tablet. -Ya sé que tú no crees en la felicidad individual, sin tener en cuenta el bienestar colectivo, pero me lo han recomendado y lo leeré, respondió C antes de refugiarse en su dormitorio. Todo el año se ha oído a C canturrear por la casa: “Qué bello es vivir cuando me asomo a la ventana y veo el mundo por la mañana a mí es que se me alegra el alma y tengo que sacar el karma para brindar por esta vida que está tan bien fabricada” Conocedora de la tasa de paro juvenil, del precio de la vivienda, de la subida de la luz, el desastre catalán o el aumento de las muertes por violencia de género, no se preocupa por su incierto futuro y el complicado reto de la emancipación. En la cena de Nochebuena, C confesó que el concierto de El Kanka fue lo mejor que le había ...