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Mostrando entradas de julio, 2016

Dos amigas de Elena Ferrante

Estos días pienso a menudo en Berlusconi, en aquellos años en que no alcanzábamos a entender las razones que llevaban al pueblo italiano a votar una y otra vez a la personificación de la corrupción. Nada tiene que ver con la Italia que retrató Bertolucci en Noveccento. Aún me emociono al oír la banda sonora o recrear la escena del hombre que recorre los campos gritando: ¡Verdi ha muerto! Hace unos años, siendo mis hijas pequeñas, visitamos la Toscana. Llovía en San Gimignano aquel día que, bajo los soportales de la iglesia, conmemoraban la liberación del pueblo por los partisanos. En unos paneles se exponían fotos relativas al evento que la tormenta se había empeñado en impedir. Un anciano pequeño y enjuto,  con ojos llorosos, le mostró a mi hija las fotos en las que él, casi un niño, aparecía junto a otros muchachos que protagonizaron la gesta. El veintisiete de junio me llamó por teléfono Lenú (Elena Greco). Tras los saludos iniciales, la familia, la salud, sus hijas, las mías