En la tarea de coeducar nadie se ve libre de errores, que arroje la primera piedra quien se considere una virtuosa o un virtuoso de la actuación igualitaria. Aún nos queda mucho para sacudirnos siglos de educación patriarcal y eso, mal que nos pese, nos lleva a equivocarnos. Mucho se ha hablado sobre currículum sexista, repartos desequilibrados de espacios, etc. No voy a ahondar en ello porque hay abundante material publicado de personas más expertas. Mi mirada coeducativa observa a menudo actitudes o situaciones que se reproducen en los colegios sin que se realice una reflexión. Ya sabemos que debemos prestar atención para no mandar solo a los niños a cargar bultos de peso o a las niñas a colorear con más cuidado, promover la participación de ambos en actividades artísticas o deportivas. Niños y niñas son diferentes pero han de tener la oportunidad de elegir si quieren bailar o jugar a fútbol, si realmente prefieren charlar pausadamente o correr tras un balón sin que nadie les juzgue ...