
Igual que preferimos recordar los buenos momentos y tendemos a olvidar los malos, tengo la costumbre de escribir sobre los libros que me gustan, nunca de los que debería haber quemado antes de perder el tiempo leyéndolos.
He disfrutado mucho con la novela de Almudena Grandes que Tusquets tuvo a bien publicar el pasado día tres de septiembre para hacerme más llevadero el regreso de las vacaciones.
Pero antes de recomendarla, quisiera realizar una serie de advertencias:
-No es una obra apta para quienes prefieran los relatos breves, las novelas cortas, la oración simple, la adjetivación austera.
-No gustará a quien huye de las novelas plagadas de sentimientos, pasiones y emociones.
-Absténgase, especialmente, quien piensa que la Guerra Civil es un tema trillado o sostiene que ambos bandos tuvieron la misma responsabilidad en el inicio de la contienda.
-Tampoco deben acercarse quienes tengan especial inquina contra su autora y la consideren una maniqueísta o una progre trasnochada.
Inés y la alegría es un novelón de 712 páginas en las que Almudena Grandes cuenta la desconocida historia de la invasión del Valle de Arán en octubre de 1944, por parte de guerrilleros españoles llegados de Francia.
La novela comienza, en realidad, con la guerra civil y finaliza el sábado santo rojo de 1977, cuando el gobierno de la UCD legaliza al PCE.
La autora pretende retratar la vida del exilio comunista en Francia, a través de Inés y Galán, que cuentan sus vivencias en primera persona y con una estructura circular, de forma que la novela termina convirtiéndose en un conjunto de círculos sucesivos.
Entre estos relatos en primera persona, aparecen cuatro capítulos narrados en tercera persona, donde Almudena Grandes, muestra el contexto histórico de la novela y opina sobre los hechos que relata, como autora omnisciente.
Las recetas que Inés prepara a guerrilleros y exiliados, se convierten en personajes principales y les proporcionan alegría y esperanza. El libro empieza con cinco kilos de rosquillas, termina con cinco kilos de rosquilas y en medio se intercalan sopas de ajo, lentejas con chorizo o albóndigas de rape.
La autora repite dos frases a lo largo de todo el libro:
-"No hay vida más mala que la clandestinidad, ni vida más mala": es posible que para los protagonistas masculinos (Galán, Comprendes), la clandestinidad tuviera esa doble vertiente. Para sus mujeres (Inés, Montse, Angelita) sólo existía la parte negativa. Se quedaban solas en Toulouse durante meses, trabajando, pariendo y criando mientras ellos se iban a hacer la revolución.
-"La Historia Inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales". Esta novela es, ante todo, una historia de amor con la guerra civil, el exilio y la militancia comunista de fondo. Almudena Grandes se propone demostrar que los amores no ficticios de Dolores Ibarruri y Carmen de Pedro fueron determinantes en los acontecimientos históricos que se relatan. Pero ésta es una cuestión que no termina de convencerme.
Lo que sí me parece loable es el papel del PCE durante la dictadura franquista y como aglutinador del exilio en Francia. Pero no se da una imagen sesgada, ya que aparecen en igual medida sus grandezas como sus miserias, correspondiendo las primeras a los hombres y mujeres que nutrían sus bases y las segundas a sus dirigentes.
Pero antes de recomendarla, quisiera realizar una serie de advertencias:
-No es una obra apta para quienes prefieran los relatos breves, las novelas cortas, la oración simple, la adjetivación austera.
-No gustará a quien huye de las novelas plagadas de sentimientos, pasiones y emociones.
-Absténgase, especialmente, quien piensa que la Guerra Civil es un tema trillado o sostiene que ambos bandos tuvieron la misma responsabilidad en el inicio de la contienda.
-Tampoco deben acercarse quienes tengan especial inquina contra su autora y la consideren una maniqueísta o una progre trasnochada.
Inés y la alegría es un novelón de 712 páginas en las que Almudena Grandes cuenta la desconocida historia de la invasión del Valle de Arán en octubre de 1944, por parte de guerrilleros españoles llegados de Francia.
La novela comienza, en realidad, con la guerra civil y finaliza el sábado santo rojo de 1977, cuando el gobierno de la UCD legaliza al PCE.
La autora pretende retratar la vida del exilio comunista en Francia, a través de Inés y Galán, que cuentan sus vivencias en primera persona y con una estructura circular, de forma que la novela termina convirtiéndose en un conjunto de círculos sucesivos.
Entre estos relatos en primera persona, aparecen cuatro capítulos narrados en tercera persona, donde Almudena Grandes, muestra el contexto histórico de la novela y opina sobre los hechos que relata, como autora omnisciente.
Las recetas que Inés prepara a guerrilleros y exiliados, se convierten en personajes principales y les proporcionan alegría y esperanza. El libro empieza con cinco kilos de rosquillas, termina con cinco kilos de rosquilas y en medio se intercalan sopas de ajo, lentejas con chorizo o albóndigas de rape.
La autora repite dos frases a lo largo de todo el libro:
-"No hay vida más mala que la clandestinidad, ni vida más mala": es posible que para los protagonistas masculinos (Galán, Comprendes), la clandestinidad tuviera esa doble vertiente. Para sus mujeres (Inés, Montse, Angelita) sólo existía la parte negativa. Se quedaban solas en Toulouse durante meses, trabajando, pariendo y criando mientras ellos se iban a hacer la revolución.
-"La Historia Inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales". Esta novela es, ante todo, una historia de amor con la guerra civil, el exilio y la militancia comunista de fondo. Almudena Grandes se propone demostrar que los amores no ficticios de Dolores Ibarruri y Carmen de Pedro fueron determinantes en los acontecimientos históricos que se relatan. Pero ésta es una cuestión que no termina de convencerme.
Lo que sí me parece loable es el papel del PCE durante la dictadura franquista y como aglutinador del exilio en Francia. Pero no se da una imagen sesgada, ya que aparecen en igual medida sus grandezas como sus miserias, correspondiendo las primeras a los hombres y mujeres que nutrían sus bases y las segundas a sus dirigentes.
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