"Y me rodean
amigas ay, ay, amigas
dulce esperanza de la sed
amantes siemprevivas
dorado manantial de espigas "
(canción de Ana Belén)
La Escuela de Magisterio era un lugar oscuro e inhóspito. Ella tenía dieciocho años y había aterrizado allí porque quería ser maestra. No conocía a nadie y los pasillos se le antojaban castillos inexpugnables. En un aula estrecha se agolpaban cerca de cien chicos y chicas de distinto pelaje. Ella los observaba desde las últimas filas. Siempre se sentaba allí.
- La vida siempre es más divertida en la última fila, pensaba.
En el aula había pequeños grupos, gente que ya se conocía, gente singular, bohemia, alternativa, todo un mosaico de historias por descubrir. Pero ella se fijó en dos chicas que siempre andaban juntas y no llamaban la atención de manera especial. Una era morena y delgada, con el pelo rizado. La otra, rubia y con gafas. No sabe la razón, pero decidió que quería ser amiga de aquellas dos muchachas.
Los años de Magisterio les trajeron exámenes y notas, noches de fiesta, charlas interminables, ilusiones compartidas y algún que otro sueño roto.
Después la vida las llevó por otros caminos y hubo unos años en que apenas coincidían. Ella conservaba una foto en blanco y negro de sus amigas sonriendo con la Ópera de París al fondo. A pesar de las continuas mudanzas la foto nunca desapareció.
Sus caminos volvieron a confluir, llegaron parejas, niños y niñas. Empezaron a establecer rutinas: cumpleaños, fiestas, celebrar las vacaciones, inaugurar el curso,…
No se ven todo lo a menudo que quisieran, es difícil coincidir. Por eso cuando lo hacen es como si celebraran una fiesta. Rodeadas de chiquillería se buscan para hacerse confidencias. Se tienen que controlar para no pasarse la vida hablando de la docencia. Sus vidas no son paralelas, su amistad no es excluyente, pasan los meses sin verse pero no pierden el contacto.
Han pasado veintiocho años desde que llegó a la Escuela de Magisterio. No es fácil conservar una amistad después de tanto tiempo. Ella sabe a ciencia cierta que aquella elección ha sido uno de los actos más inteligentes de su vida.
- La vida siempre es más divertida en la última fila, pensaba.
En el aula había pequeños grupos, gente que ya se conocía, gente singular, bohemia, alternativa, todo un mosaico de historias por descubrir. Pero ella se fijó en dos chicas que siempre andaban juntas y no llamaban la atención de manera especial. Una era morena y delgada, con el pelo rizado. La otra, rubia y con gafas. No sabe la razón, pero decidió que quería ser amiga de aquellas dos muchachas.
Los años de Magisterio les trajeron exámenes y notas, noches de fiesta, charlas interminables, ilusiones compartidas y algún que otro sueño roto.
Después la vida las llevó por otros caminos y hubo unos años en que apenas coincidían. Ella conservaba una foto en blanco y negro de sus amigas sonriendo con la Ópera de París al fondo. A pesar de las continuas mudanzas la foto nunca desapareció.
Sus caminos volvieron a confluir, llegaron parejas, niños y niñas. Empezaron a establecer rutinas: cumpleaños, fiestas, celebrar las vacaciones, inaugurar el curso,…
No se ven todo lo a menudo que quisieran, es difícil coincidir. Por eso cuando lo hacen es como si celebraran una fiesta. Rodeadas de chiquillería se buscan para hacerse confidencias. Se tienen que controlar para no pasarse la vida hablando de la docencia. Sus vidas no son paralelas, su amistad no es excluyente, pasan los meses sin verse pero no pierden el contacto.
Han pasado veintiocho años desde que llegó a la Escuela de Magisterio. No es fácil conservar una amistad después de tanto tiempo. Ella sabe a ciencia cierta que aquella elección ha sido uno de los actos más inteligentes de su vida.
Comentarios
Saludos.
Muestran una gran sensibilidad que comparto. Admiro, además, la capacidad de ponerle palabras a esos sentimientos ( a mi me cuesta mucho).
Con el texto de "amigas", me emocioné doblemente. Lo leo y releo, vuelvo a emocionarme mientras aparece una dulce sonrisa llena de recuerdos.
Me ha hecho sentirme importante al formar parte de la historia de la vida de una persona tan excepcional como sus escritos.
Creo que la amistad, como otras relaciones humanas, es un valor que da más sentido a la existencia.
Cuidémosla.
No has podido contar mejor lo que ha sido y es nuestra amistad. Yo no recuerdo la primera vez que contactamos las tres, pero sí creo que lo que nos unió para siempre fue el año en que conocimos a Alberto y compañía.Un besazo.
Besos
Juanma, también son importantes las nuevas amistades porque te enriquecen y te renuevan.