A María le vuelven loca los bichos. Cuando era pequeña decía que iba a ser bichóloga. Este verano se ha buscado un curro de paseante de perros. Trabaja para dos vecinas. Una de ellas está de baja y no puede atender a sus animales. Ella se ha comprometido a pasear a los dos perros todas las mañanas y todas las tardes del mes de julio. Cada día pone el despertador a las ocho de la mañana porque Vico (uno de los perros) se asusta cuando hay mucho ruido y obliga a Clara a levantarse y acompañarla. María no perdona ni los fines de semana, pero se le hacen especialmente duros, porque la familia se acuesta más tarde y a ella le da pereza el madrugón.
-Negocia el convenio, le aconsejó su madre. Si no quieres no tienes porqué ir los domingos.
-Negocia el convenio, le aconsejó su madre. Si no quieres no tienes porqué ir los domingos.
-No lo hago por el dinero, contestó. Es que no puedo pasar un solo día sin estar con ellos.
El sábado por la noche fueron al cine de verano a ver El Gran Torino. Pasaba de la una cuando regresaban a casa.
-Mañana cuando volváis de pasear los perros, podéis comprar churros, sugirió el padre.
María frunció el ceño. En su casa no se suele comprar churros. Tienen demasiadas calorías y a ella, que es diabética, no le conviene. Pero estos días tienen una invitada francesa a la que quieren agasajar con todas las variedades gastronómicas de la tierra.
-Yo no puedo comerlos. Tengo que inyectarme la insulina y desayunar cuando me levante, protestó.
-No importa. Te guardamos dos trocitos pequeños y a media mañana, si tienes bien el nivel de azúcar, te los tomas.
Mientras la familia desayunaba, vigiló escrupulosamente que se reservaran dos churros de patata, sus preferidos.El sábado por la noche fueron al cine de verano a ver El Gran Torino. Pasaba de la una cuando regresaban a casa.
-Mañana cuando volváis de pasear los perros, podéis comprar churros, sugirió el padre.
María frunció el ceño. En su casa no se suele comprar churros. Tienen demasiadas calorías y a ella, que es diabética, no le conviene. Pero estos días tienen una invitada francesa a la que quieren agasajar con todas las variedades gastronómicas de la tierra.
-Yo no puedo comerlos. Tengo que inyectarme la insulina y desayunar cuando me levante, protestó.
-No importa. Te guardamos dos trocitos pequeños y a media mañana, si tienes bien el nivel de azúcar, te los tomas.
Dos horas después del desayuno, se hizo la prueba de la glucemia y, por desgracia estaba un poco alta. Volvió a guardar el plato con los dos churros en el microondas.
A las cuatro y media su nivel estaba bien.
-Mamá, tengo hambre, me voy a comer los churros.
-María, es imposible que tengas hambre. Espera a la hora de la merienda.
Se subió a su dormitorio y se quedó dormida.
Al abrir el microondas, su madre comprobó que "alguien" había probado uno de los churros de María.
-María, es imposible que tengas hambre. Espera a la hora de la merienda.
Se subió a su dormitorio y se quedó dormida.
Al abrir el microondas, su madre comprobó que "alguien" había probado uno de los churros de María.
Comentarios
Pobrecita la niña que se tiene que levantar todas las mañanas porque su hermana le obliga.
Si yo fuera ella estaria muy cabreada con mi hermana María.
Y quiero decir que anda que poner vico asi, se escribe biko.
jajajajajajajaja
jajajajajajaja
jajajajajaja
jajajajaja
jajajaja
jajaja
jaja
ja