Sábado, 20 de diciembre de 2008
Las lajas son láminas de pizarra, la piedra que moldea estas suaves colinas entre las que discurre el Guadiana.
Un amplio ventanal se abre sobre el río, que serpea sin prisas, esquivando los sauces amarillentos que lo bordean y se resisten a penetrar en el invierno.
Rescoldos anaranjados se reflejan en el cristal, crepitar del fuego en la chimenea.
En la otra orilla, en Portugal, los cerros se difuminan en este atardecer soleado, regalo antes del solsticio.
Comentarios